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miércoles, 4 de diciembre de 2013

MANUEL SAGREDO MARTÍN

SAGREDO MARTÍN, Manuel
[Guadalajara, 1857 / Madrid, 20 de julio de 1909]

Manuel Sagredo Martín nació en la ciudad de Guadalajara en 1857 y falleció en Madrid el 20 de julio de 1909, a la temprana edad de 51 años. Tuvo dos hermanos: Eloy, que residía en la ciudad de Guadalajara, y Francisca. Contrajo matrimonio con Juana Díaz, con la que tuvo cuatro hijos: Manuel, Encarnación, José y Pilar. Su hijo mayor, como él de nombre Manuel y como él oficial de Telégrafos, falleció en Madrid en diciembre de 1914 y sabemos que su hija Pilar siguió estudios musicales en el Conservatorio madrileño con gran aprovechamiento.
Pertenecía a una familia de artesanos que en ocasiones cruzaban la difusa línea que separaba a los que ejercían estos oficios manuales de los artistas. Su padre, Benito Sagrado, fue seguramente el único artista que trabajó y residió ininterrumpidamente en Guadalajara durante la primera mitad del siglo XIX. A él se debe la restauración de las tumbas de los primeros condes de Tendilla, que la Comisión Provincial de Monumentos, de la que él formaba parte, trasladó en 1845 desde el arruinado convento de Santa Ana de Tendilla hasta la nueva iglesia de San Ginés, en la ciudad de Guadalajara. Y también realizó algunos decorados para el Teatro de la capital alcarreña, como los que se estrenaron para la obra Fray Luis de León o El siglo y el claustro de José Castro y Orosco, que reproducían un salón de la Alhambra con el patio de los leones y el claustro del convento de Agustinos de Salamanca. También participó activamente en la vida social y política provincial, aunque de forma contradictoria. En 1841, identificado con los progresistas y miembro de la Milicia Nacional, fue uno de los firmantes de un manifiesto de apoyo al general Baldomero Espartero que esos días hacía frente a un pronunciamiento militar moderado, pero en 1845 le encontramos como candidato moderado al Ayuntamiento arriacense y como vocal de la Comisión Provincial de Monumentos.
La siguiente generación de la familia Sagredo continuó dedicándose a la artesanía, y en las últimas décadas del siglo XIX encontramos residiendo y trabajando en la ciudad de Guadalajara al pintor Juan Sagredo y al carpintero Dionisio Sagredo. Manuel Sagredo Martín mantuvo el amor por la cultura de su familia, pero se sintió llamado por la Historia y el periodismo más que por las Bellas Artes, quizás porque, como decía su amigo Juan Diges Antón en su nota necrológica en Flores y Abejas, “era débil de cuerpo y fuerte de espíritu”.
Fue uno de los promotores del Ateneo Escolar de Guadalajara y en repetidas ocasiones formó parte de su Junta Directiva, además de impartir distintas conferencias y de participar en el equipo de redacción de la Revista que el Ateneo publicó en sus diferentes etapas y con distintas cabeceras. Junto con su inseparable camarada, Juan Diges, y en compañía de Francisco Fernández Iparraguirre, Tomás Escriche Mieg, Manuel Sanz Benito y pocos más, fue uno de los principales animadores de la vida cultural arriacense en el último cuarto del siglo XIX.
Una vez más con su íntimo amigo Juan Diges Antón fue uno de los fundadores de la Revista Popular, el primer periódico ilustrado que salió de la imprenta en la capital alcarreña; tuvo una vida muy breve, apenas un año, por los limitados recursos económicos que tenían sus promotores; después, siguió colaborando con otras publicaciones de dentro y fuera de la provincia, como La Crónica.
Usó su influencia y acogida en la prensa periódica provincial para proponer que se celebrase en 1894 el cuarto centenario de la muerte del cardenal Pedro González de Mendoza, el Gran Cardenal, a quien dedicó estas palabras: “Destácase en la historia patria la figura del Gran Cardenal de España, personaje que llena toda una época y para el cual es poco marco su ciudad natal, pues sus hechos, traspasando límites tan reducidos, extendiéronse por todas partes”. La iniciativa obtuvo un amplio eco que tuvo su reflejo en el número extraordinario que sacó el semanario Flores y Abejas.
Asimismo, escribió con Juan Diges, y con prólogo de Miguel Mayoral Medina, el libro Biografías de hijos ilustres de la provincia de Guadalajara, publicado en 1889 en la Imprenta Provincial de Guadalajara. La obra fue premiada en el certamen literario convocado por el Ateneo Caracense y Centro Volapukista Español el 1 de diciembre de 1887, que incluía una Colección de Biografías entre los temas propuestos. Fue, sin duda, un premio merecido, pues recataron del olvido algunos personajes muy notables de Guadalajara, después de una intensa búsqueda en archivos y recurriendo también a la historia oral en el caso de los biografiados más recientes.

Telegrafista de profesión
Para ganarse la vida dignamente, tuvo que trabajar como funcionario del Cuerpo de Telégrafos.
En el año 1883, cuando ya trabajaba como telegrafista y residía junto al parque de la Concordia, fue autor de una pequeña obra, de la que la Revista del Ateneo Escolar de Guadalajara hizo la siguiente reseña: “El laborioso aspirante del cuerpo de Telégrafos, nuestro apreciable consocio D. Manuel Sagredo, acaba de publicar y remitirnos una obrita que, por lo útil y curiosa, bien vale los 4 reales marcados por su autor como precio; pues en ella, con el nombre del Indicador de Telégrafos, se inserta todo cuanto se desee saber acerca de tan importante servicio, por cuya razón nos atrevemos á recomendar su adquisición á nuestros lectores, seguros de que no les ha de pesar”. Posteriormente, editó los Programas para los exámenes de ingreso en el Cuerpo de Telégrafos, que se vendían al módico precio de 35 céntimos.
Una vez aprobada la oposición,primeramente estuvo destinado en la estación telegráfica de Guadalajara, la más antigua de España junto a la de Madrid, y más adelante fue destinado a la localidad de Brihuega. En septiembre de 1889 fue aprobado su traslado de la localidad briocense a la capital del reino. Trasladado a Madrid, fijó su domicilio en el número 9 de la calle Arrieta, situada entre la Plaza de la Ópera y la Plaza de Oriente, donde residió hasta su fallecimiento. En un primer momento estuvo destinado en la Secretaría de la Dirección General de Telégrafo, pero en el mes de mayo de 1900 se aprobó su traslado a la estación telegráfica de la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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