SAGREDO MARTÍN,
Manuel
[Guadalajara,
1857 / Madrid, 20 de julio de 1909]
Manuel
Sagredo Martín nació en la ciudad de Guadalajara en 1857 y falleció en Madrid
el 20 de julio de 1909, a la temprana edad de 51 años. Tuvo dos hermanos: Eloy,
que residía en la ciudad de Guadalajara, y Francisca. Contrajo matrimonio con
Juana Díaz, con la que tuvo cuatro hijos: Manuel, Encarnación, José y Pilar. Su
hijo mayor, como él de nombre Manuel y como él oficial de Telégrafos, falleció
en Madrid en diciembre de 1914 y sabemos que su hija Pilar siguió estudios
musicales en el Conservatorio madrileño con gran aprovechamiento.
Pertenecía
a una familia de artesanos que en ocasiones cruzaban la difusa línea que
separaba a los que ejercían estos oficios manuales de los artistas. Su padre, Benito
Sagrado, fue seguramente el único artista que trabajó y residió
ininterrumpidamente en Guadalajara durante la primera mitad del siglo XIX. A él
se debe la restauración de las tumbas de los primeros condes de Tendilla, que
la Comisión Provincial de Monumentos, de la que él formaba parte, trasladó en
1845 desde el arruinado convento de Santa Ana de Tendilla hasta la nueva
iglesia de San Ginés, en la ciudad de Guadalajara. Y también realizó algunos
decorados para el Teatro de la capital alcarreña, como los que se estrenaron
para la obra Fray Luis de León o El siglo
y el claustro de José Castro y Orosco, que reproducían un salón de la
Alhambra con el patio de los leones y el claustro del convento de Agustinos de
Salamanca. También participó activamente en la vida social y política
provincial, aunque de forma contradictoria. En 1841, identificado con los
progresistas y miembro de la Milicia Nacional, fue uno de los firmantes de un
manifiesto de apoyo al general Baldomero Espartero que esos días hacía frente a
un pronunciamiento militar moderado, pero en 1845 le encontramos como candidato
moderado al Ayuntamiento arriacense y como vocal de la Comisión Provincial de Monumentos.
La
siguiente generación de la familia Sagredo continuó dedicándose a la artesanía, y
en las últimas décadas del siglo XIX encontramos residiendo y trabajando en la
ciudad de Guadalajara al pintor Juan Sagredo y al carpintero Dionisio Sagredo. Manuel
Sagredo Martín mantuvo el amor por la cultura de su familia, pero se sintió
llamado por la Historia y el periodismo más que por las Bellas Artes, quizás
porque, como decía su amigo Juan Diges Antón en su nota necrológica en Flores y Abejas, “era débil de cuerpo y
fuerte de espíritu”.
Fue
uno de los promotores del Ateneo Escolar de Guadalajara y en repetidas
ocasiones formó parte de su Junta Directiva, además de impartir distintas
conferencias y de participar en el equipo de redacción de la Revista que el Ateneo publicó en sus
diferentes etapas y con distintas cabeceras. Junto con su inseparable camarada,
Juan Diges, y en compañía de Francisco Fernández Iparraguirre, Tomás Escriche
Mieg, Manuel Sanz Benito y pocos más, fue uno de los principales animadores de
la vida cultural arriacense en el último cuarto del siglo XIX.
Una
vez más con su íntimo amigo Juan Diges Antón fue uno de los fundadores de la Revista Popular, el primer periódico
ilustrado que salió de la imprenta en la capital alcarreña; tuvo una vida muy
breve, apenas un año, por los limitados recursos económicos que tenían sus
promotores; después, siguió colaborando con otras publicaciones de dentro y
fuera de la provincia, como La Crónica.
Usó
su influencia y acogida en la prensa periódica provincial para proponer que se
celebrase en 1894 el cuarto centenario de la muerte del cardenal Pedro González
de Mendoza, el Gran Cardenal, a quien dedicó estas palabras: “Destácase en la
historia patria la figura del Gran Cardenal de España, personaje que llena toda
una época y para el cual es poco marco su ciudad natal, pues sus hechos,
traspasando límites tan reducidos, extendiéronse por todas partes”. La
iniciativa obtuvo un amplio eco que tuvo su reflejo en el número extraordinario
que sacó el semanario Flores y Abejas.
Asimismo, escribió con Juan Diges, y con prólogo de Miguel Mayoral Medina, el libro Biografías de hijos ilustres de la provincia de Guadalajara, publicado en 1889 en la Imprenta Provincial de Guadalajara. La obra fue premiada en el certamen literario convocado por el Ateneo Caracense y Centro Volapukista Español el 1 de diciembre de 1887, que incluía una Colección de Biografías entre los temas propuestos. Fue, sin duda, un premio merecido, pues recataron del olvido algunos personajes muy notables de Guadalajara, después de una intensa búsqueda en archivos y recurriendo también a la historia oral en el caso de los biografiados más recientes.
Asimismo, escribió con Juan Diges, y con prólogo de Miguel Mayoral Medina, el libro Biografías de hijos ilustres de la provincia de Guadalajara, publicado en 1889 en la Imprenta Provincial de Guadalajara. La obra fue premiada en el certamen literario convocado por el Ateneo Caracense y Centro Volapukista Español el 1 de diciembre de 1887, que incluía una Colección de Biografías entre los temas propuestos. Fue, sin duda, un premio merecido, pues recataron del olvido algunos personajes muy notables de Guadalajara, después de una intensa búsqueda en archivos y recurriendo también a la historia oral en el caso de los biografiados más recientes.
Telegrafista de profesión
Para
ganarse la vida dignamente, tuvo que trabajar como funcionario del Cuerpo de
Telégrafos.
En
el año 1883, cuando ya trabajaba como telegrafista y residía junto al parque de la Concordia, fue autor de una pequeña obra, de la que la Revista del Ateneo Escolar de Guadalajara hizo la siguiente reseña:
“El laborioso aspirante del cuerpo de Telégrafos, nuestro apreciable consocio D.
Manuel Sagredo, acaba de publicar y remitirnos una obrita que, por lo útil y
curiosa, bien vale los 4 reales marcados por su autor como precio; pues en
ella, con el nombre del Indicador de
Telégrafos, se inserta todo cuanto se desee saber acerca de tan importante servicio,
por cuya razón nos atrevemos á recomendar su adquisición á nuestros lectores,
seguros de que no les ha de pesar”. Posteriormente,
editó los Programas para los exámenes de
ingreso en el Cuerpo de Telégrafos, que se vendían al módico precio de 35
céntimos.
Una vez aprobada la oposición,primeramente estuvo destinado en la estación telegráfica de Guadalajara, la más antigua de España junto a la de Madrid, y más adelante fue destinado a la localidad de Brihuega. En septiembre de 1889 fue aprobado su traslado de la localidad briocense a la capital del reino. Trasladado a Madrid, fijó su domicilio en el número 9 de la calle Arrieta, situada entre la Plaza de la Ópera y la Plaza de Oriente, donde residió hasta su fallecimiento. En un primer momento estuvo destinado en la Secretaría de la Dirección General de Telégrafo, pero en el mes de mayo de 1900 se aprobó su traslado a la estación telegráfica de la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación.
Una vez aprobada la oposición,primeramente estuvo destinado en la estación telegráfica de Guadalajara, la más antigua de España junto a la de Madrid, y más adelante fue destinado a la localidad de Brihuega. En septiembre de 1889 fue aprobado su traslado de la localidad briocense a la capital del reino. Trasladado a Madrid, fijó su domicilio en el número 9 de la calle Arrieta, situada entre la Plaza de la Ópera y la Plaza de Oriente, donde residió hasta su fallecimiento. En un primer momento estuvo destinado en la Secretaría de la Dirección General de Telégrafo, pero en el mes de mayo de 1900 se aprobó su traslado a la estación telegráfica de la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación.
JUAN
PABLO CALERO DELSO
No hay comentarios:
Publicar un comentario