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viernes, 7 de febrero de 2014

VICTORIANO POYATOS ATANCE

POYATOS Y ATANCE, Victoriano
[Peñalver, 9 de febrero de 1866 / Valencia, ]

Victoriano Polonio Poyatos y Atance nació el 9 de febrero de 1866 en Peñalver, un pueblo de la comarca de La Alcarria en la provincia de Guadalajara. Sabemos que contrajo matrimonio y que su hijo, Victoriano Poyatos Bermejo, cursó estudios de Veterinaria en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central madrileña, logrando el título correspondiente en 1919 y siendo nombrado al año siguiente veterinario auxiliar del ejército.
Se trasladó a Madrid desde su tierra natal y allí completó sus estudios, primero de Bachillerato en el Instituto San Isidro y luego de Magisterio, obteniendo en 1886 nota de sobresaliente en la Reválida para el título de maestro superior. En 1888 se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central madrileña, alcanzando la licenciatura y ganando, en 1898, el grado de Doctor.

Su carrera docente
Al menos desde 1895 dirigió un colegio de enseñanza primaria con el nombre de San José, en la Plaza del Progreso de Madrid, que hasta 1903 ofreció alguna plaza con matrícula gratuita a la Asociación Benéfico-Escolar. En 1901 ocupó, junto a otros profesores, el cargo de clasificador en la junta del Gremio de Academias, una asociación que agrupaba por entonces a un buen número de colegios privados madrileños.
A partir de 1898 se presentó en repetidas ocasiones a las oposiciones que se convocaron para cubrir plazas de catedrático de Instituto en distintas ciudades españolas, alcanzando buenas puntuaciones pero sin conseguir ninguna de las cátedras a las que optaba. Hasta que, finalmente, en junio de 1902 aprobó la oposición para catedrático de Lengua y Literatura castellana del Instituto de Ávila.
No permaneció mucho tiempo en esa capital castellana, pues en 1904 ya se encontraba destinado en el Instituto de Segunda Ensñanza de Cuenca. En esta ciudad desarrolló una interesante actividad periodística, dirigiendo El profesorado conquense, una revista semanal que salió a la luz en 1904 y acudió puntual a su cita hasta el mes de diciembre de 1907. Era una revista profesional “de instrucción pública”, es decir, destinada a maestros y profesores, con sólo ocho páginas, de las que la última era de anuncios publicitarios, entre los que se encuentran los de algunos de sus primeros libros de texto publicados, confeccionada con un diseño muy tradicional y en la que Victoriano Poyatos solía firmar el artículo de portada. Además, en 1904 promovió la formación de un Ateneo Cervantino, aunque no encontró en la sociedad conquense el eco suficiente para sacar adelante su iniciativa.
El 27 de septiembre de 1906, como consecuencia de su participación en un concurso de traslados, fue destinado a la misma Cátedra en el Instituto de Bilbao. Su residencia en la capital vasca sólo fue un período de transición hasta que solicitó y obtuvo destino en el Instituto de Valencia, ciudad en la que residió y ejerció la docencia hasta su jubilación en febrero de 1936, aunque una Orden del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, publicada en la Gaceta de Madrid el 6 de febrero de dicho año, le autorizó a continuar impartiendo clase a sus alumnos hasta la finalización del curso, ya en vísperas de la Guerra Civil. Durante esos años, también formó parte de distintos tribunales de oposición a diferentes Cátedras de Lengua y Literatura.
Su obra escrita
Más allá de su práctica docente, Victoriano Poyatos destacó por su vasta obra publicada, una larga relación de manuales y libros de texto escritos con una marcada vocación pedagógica. Quizás el más interesante sea su Resumen de historia literaria, cuya primera edición salió en 1903 de la imprenta de Celedonio León en Cuenca pero que conoció numerosas reediciones; era un manual escolar, escrito sin ambiciones canónicas pero con la voluntad de ofrecer una herramienta útil a los alumnos de los Institutos de Bachillerato, de los que se esperaba que leyesen por su cuenta un número significativo de las obras reseñadas, por lo que no se incluían los habituales extractos. Compartió su reputación con Literatura y preceptiva: retórica y poética, editado en la misma ciudad y año y en el mismo taller tipográfico conquense, que conoció ocho ediciones, la última del año 1935.
Otros libros reconocidos fueron su Gramática castellana, editado por la Librería de la Viuda de R. Ortega de Valencia en el año 1923; Análisis gramatical, que fue impreso en la Tipografía de Enrique Nadal de Torrente en 1924; una Historia de la literatura española y de las clásicas y extranjeras, también salido de la imprenta de Enrique Nadal en 1926, y un Análisis literario, obra ambiciosa de 580 páginas que se editó en la misma imprenta valenciana en 1927.
Durante la Segunda República su actividad editora se incrementó notablemente; a la reimpresión de algunas de sus obras, como su Historia de la Literatura española que conoció su última edición en 1934, hay que añadir la publicación en la imprenta valenciana de J. V. Pont Ferrer de una Gramática española y de un Resumen de historia literaria de las literaturas clásicas, española y extranjeras, ambas en 1931. Al año siguiente publicó, en el mismo establecimiento tipográfico, Antología de clásicos españoles. Ejercicios graduados de análisis preceptivo e histórico y Lectura de clásicos y análisis gramatical. Ejercicios graduados. Y en 1935 dio a la imprenta una Antología de clásicos españoles y extranjeros.
No fue, sin embargo, muy abundante su producción periodística, lo que nos extraña en alguien que dirigió durante varios años una publicación semanal. Apenas hemos encontrado algunos artículos suyos en la prensa general como, por ejemplo, el que publicó en Gente Vieja el 15 de junio de 1905 con motivo del 300º aniversario de la primera edición de El Quijote.
En sus primeros libros se mostraba como un profesor progresista influido parcialmente por Francisco Giner de los Ríos; además, consideraba “que para conocer la literatura hay que acercarla a los fenómenos sociales y a la historia”, una orientación próxima a la historia social que ofrecía un enfoque muy avanzado para esos años de principio del siglo XX. Sin embargo, en 1924 le encontramos formando parte del Comité Ejecutivo de la Unión Patriótica de Valencia, el brazo político de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, mereciendo ser uno de los destinatarios de las burlas del periódico satírico valenciano La Chala a la caída del régimen primorriverista.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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