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martes, 22 de abril de 2014

ENRIQUE BURGOS BOLDOVA

BURGOS BOLDOVA, Enrique
[Madrid, 1853 / 12 de febrero de 1912]

Enrique Burgos Boldova nació en 1853 en Madrid y falleció en la misma ciudad el 12 de febrero de 1912. Su padre era un modesto comerciante madrileño y cuando falleció, su viuda, Pilar Boldova, se trasladó a vivir con él en Guadalajara hasta que murió el día 25 de octubre de 1898. Enrique contrajo matrimonio con Luisa Fernández, que falleció en noviembre de 1908, con la que tuvo cuatro hijas: Pilar, que murió a los cinco meses el 20 de diciembre de 1888, Enriqueta, que también murió siendo niña en junio de 1896, Ascensión y Pilar.

Enrique Burgos, tipógrafo
En la capital del reino aprendió el oficio de cajista y formó parte del núcleo de trabajadores marxistas que, liderado por Pablo Iglesias, conducía la Asociación General del Arte de Imprimir. Acudió a las reuniones preparatorias en los cafés Brillante y Lisboa, de tal modo que el 2 de mayo de 1879 fue uno de los firmantes del acta de constitución del Partido Socialista Obrero Español; ese mismo año se trasladó a Guadalajara para incorporarse a la plantilla de la Imprenta Provincial, llamado por sus amigos Alfonso Martín Manzano y Julián Fernández Alonso, empleados en ese establecimiento tipográfico. Al año siguiente, junto con éstos últimos y Modesto Aragonés y Luis Ranz, fundó la Agrupación Socialista de Guadalajara, la primera que se constituyó en España después de las de Madrid y Barcelona.
Muy activo en la vida social y cultural de la capital alcarreña, en septiembre de 1884 se hizo socio del Ateneo Caracense para defender en su seno las ideas marxistas, llegando a ser Tesorero-Administrador de su Junta Directiva. En 1901 fue elegido por el Ayuntamiento para formar parte como vocal de la Junta Directiva de la Tienda-Asilo instalada en Guadalajara para abastecer a precios módicos productos de primera necesidad a los vecinos menesterosos.
Además fue actor aficionado y miembro de diversas sociedades recreativas locales, como La Peña o el Liceo Artístico y, sobre todo, destacó en el Salón García junto con Alfonso Martín Manzano. Muy aficionado también a la música, como actor aficionado no dudó en cantar zarzuela y su hija Ascensión estudió en el Conservatorio de Música de Madrid obteniendo brillantes resultados. Su otra hija, Pilar, cursó estudios de Magisterio, figurando en el equipo docente de la primera escuela que se abrió en Guadalajara bajo el influjo del pedagogo alemán Friedrich Fröebel, que dirigía Emilio F. de Arellano.

Enrique Burgos, empresario
El 1 de diciembre de 1887 dejó su empleo en la Imprenta Provincial y con una máquina Minerva abrió en el número 69 de la Calle Mayor Baja su propio establecimiento tipográfico con el nombre de La Liberty, cuya trastienda se convirtió en un frecuentado centro de reuniones y tertulias parta la juventud más inquieta y progresista de Guadalajara. Como contaban con simpatía sus amigos Alfonso Martín y Luis Cordavias: “Aunque Burgos se apellida / No por eso es burgalés; / Mas ha entendido la vida, / Dando pronto la subida / De proletario a burgués”.
El 4 de octubre de 1899 la Diputación de Guadalajara determinó que la Imprenta Provincial volviese a su antiguo emplazamiento de la Casa de Expósitos, restringiese su plantilla y limitase su producción, favoreciendo de ese modo a las demás imprentas de la ciudad. Para afrontar los nuevos retos profesionales y las nuevas oportunidades de negocio que se le ofrecían, adquirió una máquina Marinoni y el 12 de noviembre de 1899 amplió su comercio, abriendo sus nuevos talleres tipográficos en la Travesía de San Antonio, junto al Santuario de la Virgen de la Antigua, pues el edificio de su propiedad de la Calle Mayor Baja en el que había instalado su imprenta se encontraba en un estado tan ruinoso que en el mes de mayo de 1900 el Ayuntamiento le dio quince días para que procediese a su derribo.
Allí publicó numerosos periódicos de la época como, entre otros, El Eco de Guadalajara, El cemento armado o, hasta agosto de 1907, Flores y Abejas, y vendió diverso material de papelería, lo que le movió en 1903 a solicitar al Ayuntamiento que se regulase la venta de confeti, pues en Carnaval sufría la competencia de los chicos que recogían el del suelo y le revendían a más bajo precio, un espíritu empresarial poco compatible con el ideario marxista que había defendido en sus primeros años.
Al ascender socialmente y convertirse en empresario se fue alejando de los ideales socialistas de su juventud y se acercó al republicanismo, hasta el punto de actuar como interventor de los candidatos antimonárquicos en las elecciones municipales de 1895 y 1899, para adherirse más tarde al liberalismo dinástico. Y aún encontramos en las páginas del periódico integrista católico El Eco de la Alcarria, notas de agradecimiento por el precio especial, “de amigos”, que les hacía en su imprenta de La Liberty.
Prosperó en el negocio y amplió su actividad empresarial, siendo en 1895 delegado provincial de las Compañías de Seguros La Vida y La Iberia; en 1889 formó parte de la primera Junta Directiva de la Cámara de Comercio e Industria de Guadalajara y en 1905 la Dirección General de Correos y Telégrafos le adjudicó la construcción y explotación de una red telefónica urbana en Albacete.
Abandonó entonces la ciudad de Guadalajara y acabó volviendo a residir en Madrid, en donde falleció en 1912.
JUAN PABLO CALERO DELSO

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